PREGÓN DEL 25º ANIVERSARIO DE LA AGRUPACIÓN DE
MARÍA SANTÍSIMA DEL ROSARIO EN SUS MISTERIOS
DOLOROSOS - D. JOSÉ MANUEL ROMO MADERA.
( 1 DE OCTUBRE DE 2.004)

En las letras de tu nombre
María, se ven tus gracias
y se miran tus virtudes
En lo claro de tus aguas.

Mar de sal y de pureza
Primera letra te aclama,
Pues todos los pecadores
En tus corrientes se lavan.

Acueducto de la vida
La segunda letra canta,
Pues en Ti viene a nosotros
La fuente que riega el alma.

Río de Misericordias
La tercera letra clama
Pues en tus corrientes vemos
Que los afectos se bañan.

Incienso que nos perfuma
Te expresa la letra cuarta
Pues los fuegos sensuales
Con tu virtud los apagas.

Arroyos de beneficios
La quinta letra te llama
Pues de tus aguas bebemos
Los favores y las gracias.

¡Qué bien que suena tu nombre!
¡Qué letras tan engarzadas
ponen clarines de gloria
a tu imagen soberana!

¡Que bien te pusieron nombre
San Joaquín y Santa Ana
No pudo quedar mejor
Ni con más gracia divina
Esas letras marianas
Que proclaman a los vientos
Que eres Inmaculada.

María, que bien que suena tu nombre
Tu nombre por las mañanas
Cuando alegres te rezamos
Letanías y plegarias.

¡Qué divino sortilegio
cuando en las tardes calladas
las campanas de los templos
repican mientras te alaban.

Cinco letras por bandera
Enarbolan tu mirada
y cinco letras te guardan
Desde la noche hasta el alba.

María, que bien que suena tu nombre
Tu nombre de Madre amada
No hay nombre que te supere
Ni persona que te alcanza
La sombra de tu cintura
Ni el bermellón en la saya.

Cinco letras, cinco soles,
Cinco brisas, cinco estampas,
cinco suspiros de niña
y cinco las madrugadas.

Que me quedé embelesado
Para que el verso rimara.

María, que bien que suena
Tu nombre de mariana
Las bóvedas de este templo
Miles de veces proclaman
Que fuiste tu la elegida
La nazarena galana
En la que Dios Padre puso
La semilla de la gracia.

Déjame decirte guapa,
Decirte como me agrada
Piropear tus virtudes
cartagenera del alma.

Mira si serás bonita
Que hasta el mismo sol se aplana
Para darte luz gozosa
Por la tarde y la mañana.

Rosario a ti te pusieron
y de apellido murciana
y de nombre por más seña
Santa María de Gracia.

Por eso yo te repito
Tu nombre de mariana
Bendita sea tu pureza
Hoy te reitero las gracias
Por permitir que mis labios
Pregoneros que te cantan
Sirvan de lazo de unión
a dos ciudades hermanas
Que tienen por devoción.

Caridad en Cartagena
Rosario en Taza de Plata
Dos patronas, dos sentires
Dos devociones amadas
Que ríen y lloran juntas
Entre recamadas aguas.

Que suerte ser pregonero
Del rosal de tu mirada
Rosario de Cartagena
Con tus lágrimas saladas
Mientras en Cádiz sonríes
Con un niñito en las faldas.

Que suerte ser pregonero
Donde la Caridad manda
Por ser patrona celeste
Con cartagenera estampa
Con una cara que es luz
De amaneceres del alma
Con Cristo muerto en los brazos
Mientras le canta una nana.

Que suerte ser pregonero
Del dolor de tu mirada
Déjame ser tu pañuelo
En esta noche estrellada.

Para quitarte las penas
Convertidas en cascadas
De dolor y sentimiento
De mustia ilusión quebrada.

Desde Cádiz a tu altar
Yo no le vi la distancia
Solo el amor que sentía
Por poder verte la cara.

Que vine el año pasado
Tu iglesia estaba cerrada
Pregunté por los comercios
A que hora misa daban
y como estaban de obras
Nadie a mi me contestaba.

Quien me iba a mi a decir
Que esta noche mariana
Yo sería tu pregonero
En fiesta tan señalada.

Las puertas están abiertas
Por fin puedo ver tu cara
Rosario de amaneceres
De tardes tan soleadas,
De anocheceres turquesas
De madrugadas calladas.

Las puertas ya están abiertas
De claridades saladas
Que te trae tu pregonero
De la Tacita de Plata.

De Cádiz a Cartagena
Con un rosario de nácar
Para ponerlo en tus manos
Palomas que al vuelo alzadas
Van anunciando que eres
María la Inmaculada.

De Cádiz a Cartagena
N o hay distancias, si tu mandas
y por eso desde Cádiz
Vengo a postrarme a tus plantas
En esta noche de octubre
Con un rosario de nácar.

Bendita sea tu pureza
Rosario de filigrana
Madre del Dios verdadero
Esposa dócil y amada
Hija tu de San Joaquín
y también de Santa Ana.

Gracias te doy Madre hermosa
Por poder verte la cara
En esta noche en que brillan
Tus luminarias de plata.

De Cádiz a Cartagena
Un pregonero a tus plantas
Viene a decirte bonita
A que perdones sus faltas
Por osar en esta noche
Cantarte Madre del alma.

Gracias te doy Madre hermosa
Hoy te reitero las gracias
y como humilde vasallo
me arrodillo Madre Santa.

Aquí está tu pregonero
El de tus Bodas de Plata
El que prende en un lucero
Versos y rimas de alpaca.

El que te borda un te quiero
En tu sayita dorada,
En tu pecherín de encaje
En tus enaguas tan blancas
y el que deposita un beso
En tus mejillas rosadas.

¡ Viva la Madre de Dios!
La que en Cartagena manda
La Señora del Rosario
Que en esta noche quebrada
Ya no llora porque ríe
Con mis canciones rimadas.

¡ Viva la Madre de Dios!
Rosario de filigrana
Reina de mi corazón
y Estrella de la mañana.

Aquí está tu pregonero
Para repetirte guapa
Hasta que amanezca el día
Con claridades saladas.

Vine de Cádiz a verte
Las puertas no están cerradas
La Virgen me está esperando
Con la sal de su mirada
Con un no se qué bendito
Acurrucado a sus plantas
Que mecen los angelitos
Que esconden en la peana.

Bendice Madre a este pueblo
y bendice a toda España
Que enredado en tu rosario
Pide que no haya matanzas.

Bendice a esta Cartagena
y a ese Cádiz de mi alma
Que van rezando bajito
Con un rosario de nácar.

¡Viva la Madre de Dios!
Rosario de filigrana
Que viva tu agrupación
Que tantos desvelos alza
Por ponerte tan bonita
En estas Bodas de Plata.

¡ Viva la Madre de Dios!
Hoy lo grita mi garganta
A ti Virgen del Rosario
Tu pregonero a tus plantas
Se arrodilla santamente
En Santa María de Gracia
¡ Viva la Madre de Dios!
 
Rosario de filigrana,
La que reina en Cartagena 
y en mi Tacita de Plata.

 

“Rvdo. Cura párroco de esta hermosísima Iglesia de Santa María de Gracia Director espiritual de la Agrupación de Nuestra Señora del Rosario en Sus Misterios Dolorosos.

Sr. Hermano Mayor de la Cofradía de Los Califomios.

Sr. Presidente y miembros de junta de esta querida Agrupación de Nuestra Señora del Rosario en Sus Misterios Dolorosos.

Distinguidas autoridades.

Estimado presentador. Mil gracias por tus palabras de aliento que han servido de prólogo a mi pregón. Que la Santísima Virgen del Rosario en su Caridad te lo premie.

Cofrades y fieles en general.

Señora y señores.

No deja de ser una osadía para este que os habla venir desde Cádiz a introducirse de lleno en esta bellísima ciudad de Cartagena para pregonar, nada más y nada menos que las Bodas de Plata de esta añeja agrupación que inicia hoy los cultos y actos en honor de Nuestra Señora del Rosario en Sus Misterios Dolorosos.

No tengo miedo en exaltar las grandezas de la Madre de Dios por 10 mucho que la quiero, aunque reconozco que no soy digno de hacerlo por mis muchos defectos.

No obstante, me embarga un temor infinito al venir a Cartagena para hablar de la Virgen y mucho más de esta agrupación ya que considero que aquí en esta ciudad deben de existir muchísimas personas que están más capacitadas que yo para hacerlo. Pero como también creo en el destino, tal vez éste, haciéndome una mala jugada, me ha puesto en el lugar en el que hoy ocupo, no usurpándoselo a nadie, sino, y así lo creo, porque la Virgen lo ha querido. Pocas virtudes debo tener, más Ella es grande y ha visto la pequeñez de su siervo.

Son muchas las circunstancias que se han dado para que este humilde pregonero se acerque hasta el atril de Santa María de Gracia en fecha tan indicada. La primera de ellas tal vez sea la de que el pasado año viniese por primera vez a esta tierra y, casualmente, me acercase hasta este templo que encontré cerrado. ¿Premonición tal vez?

La segunda podría ser la advocación de vuestra imagen titular, la misma que la de mi patrona en Cádiz, la Santísima Virgen del Rosario Coronada, de la que soy fiel vasallo.

Por otra parte no deja de ser curioso que vuestra patrona la Santísima Virgen de la Caridad sea la titular de mi Archicofradía gaditana, advocada de la Virgen el Pilar de Zaragoza, Jesús de las Penas y María Santísima de la Caridad, archicofradía que procesiona en la tarde-noche del Domingo de Ramos.

Como veis, si a eso le unimos el complot generado entre un cofrade gaditano, Juan Carlos Romero y uno cartagenero, Pedro Moliner, el resultado no es otro que el que ahora veis.

No pretendo en esta noche levantar cátedra sobre vuestra agrupación de la que estoy convencido que todos ustedes saben mucho, aunque me haya leído numerosos boletines de Palio y Cera y haya tenido, a pesar del poco tiempo que me habéis dado para preparar esta disertación, numerosas charlas con el bueno de Pedro.

Solo me trae hasta este templo de Santa María de Gracia el inmenso amor a la Santísima Virgen, viniendo con mis alforjas vacías pero con mi corazón repleto de poesía.

Vengo a ti desde una tierra
Donde la luz es sonrisa
Cuando araña azules nuevos
De oleajes y de viñas
Que esperan octubres pálidos
De enamoradas caricias.

Vengo a ti, junto a tus plantas
y al calor de la Bahía
Junto a tu mar y tu cielo
y tu arena blanquecina 
Queriendo cantar tus penas
Mientras te llamo María.

Vengo a ti, postro mis versos
Como una joya bruñida
Que se hermana en el quebranto
De tu sangre dolorida,
Rojo horizonte de Pena
Rojo en llanto que suspira
Rojo clavelón que borda
Lutos con sal de marisma
Que por no nombrar tu duelo
Quiere llamarte María.

Vengo a ti, hasta Cartagena 
Con piconera sonrisa
Con la sal de mis esteros

 Con azul inmaculista
De ese cielo gaditano
Que va muriendo en la Viña.

Te traigo los ecos viejos
De mi silente capilla
Donde el tiempo y los anhelos 
Me enseñaron que la vida 
No tiene vocabulario
Sin el nombre de María.

Te traigo mi rojo palio 
Repleto de angelería
Te traigo un bordado viejo
De oro suave y pedrería
Que en mi palabra te trenze
Sólo una leve caricia.

Te traigo de San Francisco
Blanco y verde que se irisa
Entre suspiros de azahares
y primavera dolida.

De Santa María la vieja
Un cante por alegrías
Donde vive el Nazareno
Donde la gracia se riza
Con la Virgen del Rosario
La Galeona bonita.



Fuiste la Madre perfecta, la esposa buena, la hija predilecta. Sufriste lo indecible, estando siempre en un plano muy secundario, olvidada entre los olvidados, porque así lo quisiste, pero no por ello dejaste de servir a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.

Soportaste la blasfemia y la burla. ¡Esa es la Madre del ajusticiado!. La pena y el abandono. La vergüenza y la humillación. Pero por encima de todo, el dolor. Un dolor que como profetizara el anciano Simeón, atravesó tu corazón con siete puñales lacerantes. ¡Cómo se rasgarían tus entrañas al conocer que Tu Hijo amado había sido prendido y apresado. Sus penas serían tus penas, su desamparo ante el abandono de sus discípulos tu desamparo.

¡Qué lágrimas no resbalarían por tu divino rostro cuqndo lo condenaron al martirio de cruz ¡Y cuál sería tu tremendo desconsuelo al verlo cargado con el madero por la calle de la amargura. Afligido y fatigado, hundido por el peso del madero, buscando tus ojos en sus ojos, ¡Soy yo madre! ¡No sufras! ¡Tienes que ser fuerte! ¡Cómo sería ese diálogo! y arriba, en el Gólgota, qué cotas de dolor tuviste que soportar cuando le quitaron sus vestidos, humillándole ante los que ya no había lágrimas en el surco de tus hundidos ojos cuando Cristo expiró. El desmayo superó a la fuerza interior que te sostenía y caíste vencida a tierra cuando las últimas gotas de sangre resbalaban aún por los estípites de la cruz, de la Vera Cruz.

El frío inundó tu cuerpo cuando se rasgó el velo del templo y un profundo viento removió las arenas de la montaña. En tu angustia...

Te traigo un frontal de paso
Bruñido de plata fina
Te traigo, lo que tú quieras
Lo que tú ahora me pidas,
Mis versos, mi capa blanca
y mi túnica rojiza
Que con rojo capirote
Se hermane en tu cofradía
Con el blanco y el azul
De tus colores María.

Te traigo lo que tú quieras
Lo que tú ahora me pidas
Todo menos verte triste
En esta Iglesia encendida
Llorando con una rosa
Sobre tus manos prendida.

Por eso vine de Cádiz
A esta tierra tan querida
A cantar tus alabanzas
Hermosa Virgen María
A la que llaman Rosario
Blanca azucena encendida
Madre de Dios Soberano
Del cielo la algarabía.

Hoy se iniciarán tus cultos
Virgen de Gracia infinita
y se llenará este templo
Con luminarias chiquitas
Pidiéndote en cada una
Cambiar dolor por sonrisa
Cambiar penas por rosarios

A tu belleza infinita.

Hoy se iniciarán tus cultos
Mi pregón es la partida
De un programa muy extenso
Que inicia tu cofradía
y tu agrupación entera
Ya sueña con tu salida.

¡Ole las mujeres guapas!
Te van diciendo María
Los ángeles de los cielos
y tus cofrades de fila.

¡Ole las mujeres guapas!
Cuando por Aire caminas
Enfilando hacia Cañón
Con una gracia bendita
Que ya la quisieran otras
En la Cartagena antigua.

¡Ole las mujeres guapas!
Que me gusta tu sonrisa
Después de haber atracado
Tu dolor en la capilla.

Así quiero verte Madre
Con la alegría infinita
Con un rosario en tus manos
Con la mirada perdida
Mientras sueñas con tu hijo
Dormido en una cunita.

¡Ole la gracia en tu talle!
y el color en tus mejillas
y las luces de tus ojos
y tu barbilla partida
En dos mitades de pena
Como varadas barquillas.

Que vengo de Cádiz sólo
A mirarte Madre mía
y a lanzarte mil piropos
En un pregón de poesías.

Aquí está tu pregonero
No me llores Niña mía
Déjame secar tu llanto
Con mi pregón de caricias
Que de Cádiz a esta tierra
Traigo en alforjas cosidas.

Te traigo lo que tu quieras
Lo que tu ahora me pidas
Todo por verte reír
y por ocultar tus cuitas y tu llanto,
y tu sonrojo Cartagenera bendita.

Bendito e Inmaculado sea tu santo nombre María. Bienaventurada te llamarán todas las generaciones, porque el Señor hizo obras
grandes en ti. Naciste sin mancha de pecado original porque fuiste la elegida entre todas las mujeres. Viviste en estado de gracia y concebiste, porque así lo quiso el altísimo, a Jesús, fruto bendito de tu vientre, desolada, tu Quinta Angustia, se pasmó tu divino pecho al ver cómo le descendían de la Cruz para dejarlo, por unos instantes en tu regazo. Mecido en el aire por unas sábanas
blancas, que sujetaban, a duras penas, José de Arimatea y Nicodemo. Sueños que se dibujaban en tu mente, nanas que te susurraban al oído tiempos mejores. Sus primeras palabras, sus primeros besos. ¡Cómo debió ser ese abrazo de la Madre de la Caridad con el Hijo!. ¡Hijo de mis entrañas, qué te han hecho! ¡Si en ti solo anidaba el bien, la verdad y la vida! ¿Porqué tanto dolor?

Cuando todo estaba consumado, besaste aún la frente caliente del Cordero Divino y un grito desgarrado rompió en dos mitades la lúgubre tarde del Viernes Santo ¡Dios mío, porqué me has abandonado! Sólo el brazo del discípulo amado sobre tu hombro te hizo recobrar la conciencia, perdida ante la turbación de los acontecimientos vividos en las últimas horas.

Y así, casi sin darte cuenta, lo acompañaste hasta el sepulcro donde la losa selló para siempre una muerte anunciada, mientras en tus divinos labios aún sonaban las últimas sílabas de una canción de cuna aprendida en Nazaret. Una canción que fue un misterio doloroso más de Tu Rosario.

Pero tu dolor aún tuvo que soportar la noche en soledad, y la mañana y la tarde del siguiente día. Aún no sabías si merecía la pena seguir viviendo cuando vinieron a anunciarte la buena nueva. El sepulcro estaba vacío. Cristo había resucitado. El dolor se suavizaba en cierta medida pero se agarraba fuertemente a tu pecho. ¡Cómo es eso! Pero, ¿dónde está ahora? Quiero ir en su busca. Necesito vedo, abrazarlo, volver a besarle la frente.

Y así continuó la amargura en tu corazón, las penas en tus entrañas benditas, la angustia en tu garganta, el desconsuelo en tus manos, palomas mustias aún sin vuelo.

Bienaventurada seas Madre, porque con el Sí que diste cambió el mundo y la vida volvió a nacer de la nada.

Y la alegría, mansamente, volvió de nuevo a tu corazón y a tu rostro desencajado por la desolación. Y, siguiendo en un plano casi imperceptible, le seguiste por donde iba y le viste ascender al cielo. A ese cielo donde subiste en carne mortal, siendo coronada de gloria.

Bendita y alabada seas por siempre María, porque creíste, por el Fía que diste, por 10 que sufriste, por haber dado tanto sin pedir nada a cambio.

¡E aquí, la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra!

Y la palabra se hizo y habito entre nosotros. Porque su martirio no fue en vano. Es cierto que tuvo que sufrir y que tú, Madre Buena pasaste el dolor más inhumano. Pero no fue una muerte en vano, porque llegó la Resurrección.

Bienaventurada seas María, porque tu dolor se ha vuelto con la mañana alegría florecida. El rosal de tu mirada, mustio por la pena volvió a embriagar con la fragancia más hermosa. Tus duelos quedaron en un sueño que se perdió en la noche. Y recordaste nuevamente sus primeros años.


Hoy quiero verte soñar 
Como aquél día en Belén 
Quiero verte sonreír 
Junto a tu esposo José.

Y quiero escuchar tu canto
Junto a la cuna de Dios
Verte mecer sus encantos 
En el niño redentor.

Y en ese diálogo amado
Ser feliz por un instante
Que ya llegará el dolor
A tu divino semblante.

No pienses Madre en las penas
Que han de venir con el día 
Piensa sólo en ese niño
En la luz que desprendía

Olvida por un momento
Lo que pronto llegará


y sonríe Madre buena
Al igual que en Navidad.

Más por mucho que yo sueñe
Al mirarte dolorosa
Veo como se deshojan
Tus amarguras hermosas.

De ese rosal entre rosas
Que floreció en primavera
Ya no le quedan perfumes
A la rosita más bella.

Tus lágrimas son ahora
Un río que descendiendo
Por tus mejillas de cera
Hasta el pecho van cayendo.

Déjame ser tu pañuelo
Enjugar tus amarguras
y el dolor que se arrebola
Por tu espigada cintura.

Ser la luz que se dibuja
Alrededor de la vela
y derretirme esta noche
Iluminando tus penas.

Ser esa flor que se enreda
En la jarrita de alpaca
y acercarme de esta forma
A tus mejillas de plata.

Que suerte ser pregonero
De ese divino sagrario
Que ya no llora la Virgen
La Señora del Rosario.

Que suerte Madre bendita
Pregonar como un chiquillo
Tus alegrías infinitas.

Que suerte ser pregonero
No cabe dicha mayor
Que ser cristiano y cofrade
Para agarrado a tu talle

A Ti, Señora, que eres el mejor de los cantares, el más hermoso y poético verso, la rima más asonante, quiere cantar este pobre pregonero, siendo portador de tantos versos como a lo largo de los tiempos han compuesto para Ti. Versos de poetas y poetisas,
de trovadores y juglares, de sacerdotes y seglares, versos en los que se reflejan saladas claridades, blancuras de esteros recamados que se deslizan desde Cádiz hasta Cartagena, que llegan en volandas hasta tu altar para saludar a la que es la melodía más perfecta.

Y así, tras el pregón, se iniciarán tus cultos anuales que desembocarán como el agua del río en el mar de un Rosario de Antorchas que se nos aptoja cada año más multitudinario y devoto.

Cartagena y tu barrio entero despiertan a la noche con un color diferente. La luz dará poco a poco paso a las sombras para acompañar el Rosario de la Antorchas que, cada octubre, inunda de aves marías, de glorias y padres nuestros, de mecidos de los portapasos, las calles Aire o Cañón o las plazas de San Sebastián o de López Pinto.

La noche nos traerá aromas a pan que comienza a elaborarse en sus hornos, para recordamos que Cristo es pan de vida. Nos traerá olor a sal del mar mediterráneo, aguas milenarias como las del Jordán, donde los pies de Jesús bendijeron la blancura de sus transparencias cuando fue bautizado por Juan. Nos acercará el olor de las rosas, de los geranios, de las madreselvas y damas de noche que se descuelgan por balcones y ventanas para perfumar tu triunfal itinerario.

Anochecer de octubre junto a ti, Señora del Rosario, en una procesión gloriosa en la que se nos antoja que ya no lloras, que sales a saludamos, a curar al enfermo que mira entre los bisillos de la ventana de su casa, mientras sus lágrimas apenas pueden observar la belleza de tu rostro.

Cuando sales a consolar a las madres que sufren con el problema siempre actual, siempre noticia desagradable de la droga. Cuando sales a bendecir a los niños que duermen en sus cunas, de las que cuelgan algunas fotografías tuyas en la que sus madres han puesto todo sus desvelos. ¡Para que protejas sus sueños, Señora de los Dolores!

Cuando sales a la calle cubriendo con tu manto los titulares macabro s que cada día aparecen en la prensa y que nos remueven el alma con tanta bomba y tanta matanza inútil. ¡ Cómo te gustaría que los hombres vivieran y dejaran vivir a los demás para que las cabeceras de los periódicos, los titulares de la prensa de cada día, las noticias de la radio y la televisión fueran informaciones de paz y alegría!
Cuando sales al encuentro del parado que deambula de un lugar a otro con la amargura reflejada en su rostro porque no encuentra solución a su problema y te pide un puesto digno y un salario decente con el que llevar a su familia adelante.

Cuando sales al encuentro de los ancianos que han hecho un esfuerzo para unirse a las filas de los orantes, con sus reumas y lumbagos, con sus dolencias llevadas a duras penas mientras se sienten inservibles en sus familias que les dan de lado en muchas ocasiones.

Cuando sales al encuentro de los cofrades para recordarles que no todo es mecido de bambalinas, ni olor a incienso, ni marcha procesional, ni túnicas recién planchadas.

Cuando sales al encuentro de la juventud que sólo piensa en baile y diversión. Zombis encorvado s que pululan de un lugar a otro, ausentes, como de otro mundo.

Cuando sales al encuentro de los sacerdotes para hacerles comprender que su misión en la Iglesia es cada vez más importante. Primero por la falta de vocaciones y después, y esto es aún más grave por la falta de creyentes en los templos.

Cuando sales, en definitiva Madre, para hacer ver a la sociedad que no todo es lujo y consumismo que nos llevan a la pérdida de valores.

También te llevas gratas sorpresas al comprobar que en aquella ventanita del segundo piso de la calle por donde pasas una anciana te da gracias por su recuperación y, más adelante, una madre te reza mientras te agradece tu intersección que salvó al hijo de la muerte por sobredosis. Y del parado al que llamaron ayer para un nuevo empleo y del joven que no salió de marcha porque se quedó arreglando el paso en el que hoy hermoseas como Reina. Y el sacerdote que te acompaña mientras medita los misterios del Rosario y da gracias a Dios porque nuevos seminaristas han sido ordenados como diáconos y otros como presbíteros. Savia nueva de Dios.

Por eso tu Rosario de Antorchas nos rejuvenece a todos por dentro, nos hace pensar un poquito mientras nos vamos despertando a un nuevo día y tu nos dices al oído, despierta a la vida.

Rosario de Antorchas acurrucado en tu manto que nos ofrece la protección deseada. Rosario Antorchas junto a tu saya de recamados bordados. Rosario de Antorchas junto a tus manos que se abren en un abrazo fraterno para damos el alivio a nuestros males. Rosario de Antorchas junto a tu cara, sonrosada por los piropos que te van diciendo tus hijos, junto a tus ojos, luceros que en la noche nos indican el camino hacia Dios.

Porque Tu eres Rosa escogida de Jericó y lucero en la mañana. Eres Torre de Marfil y Casa de Qro donde Cristo se cobijó. Eres Estrella de la mañana y Salud de los enfermos, Refugio de los pecadores y consoladora de los afligidos. ¡Cómo no vas a ser nuestro consuelo, si eres la barca que nos lleva por aguas mansas!  

Eres Arca de la Nueva Alianza y Puerta del Cielo, de ese cielo en el que tu habitas. Eres auxilio de los cristianos y alegría entre los hombres. Gracia infmita que se desprende de tu divino rostro. Así eres Madre, así quiero que seas, así te sueño, así te canto.


Tu eres la gracia morena
Virgen Santa del Rosario
que vas llorando tus penas
cobijada bajo palio.

Tu eres la blanca azucena
eres clavel encendido,
eres jardín florecido,
eres su fina fragancia,
y eres gracia de bonanza
eres mi amor preferido.

Una vez más, mi Señora
arrodillado a tus plantas
quisiera que mi garganta
dijera como te adora.

Eres la luz de la aurora
eres la flor más hermosa
Virgen niña, dolorosa
de Cartagena su estrella envidia
de la azucena más bonita que la rosa.

Eres la vid primorosa
que da fruto al corazón
eres primera canción,
eres fuente y eres río
del eterno desvarío
de mi humilde corazón.

Eres del cielo razón
y de la tierra consuelo
eres mi luz y sendero
Señora por Dios tocada
con el don más luminoso,
eres jardín primoroso
de mi vida ilusionada.

Y en tu rosario de Antorchas
Cuando asomas soberana
Todo el barrio se engalana
y te llena de oraciones
Por balcones y ventanas.

Los geranios desparraman
Todo su aroma ante ti
La rosa y el alelí
Te alfombran todo el camino
Por donde vas Madre hermosa
En busca de mi destino.

y porque te quiero tanto
Reina de mi amor primero
eres lo que yo más quiero
Rosario de Cartagena
la más hermosa doncella
que va llorando sus penas.

Aquí está tu pregonero
para decir con firmeza
que toda la realeza
ante ti pierde su luz
porque solo en esta tierra
la que reinas eres tú.

Para decirte María
que eres mi amor verdadero
eres luz del pregonero
y eres única poesía.

Que te canten letanías
los arcángeles del cielo
los que fueron los primeros
en gritar bendita eres
entre todas las mujeres,
los primeros pregoneros.

Aquellos que desde el cielo
bajaron hasta tu altar
y en volandas te llevaron
y tu asunción pregonaron
para después coronar.

Y hoy Señora, en este día
vuelves a bajar del cielo
para ofrecernos María
tus manos de terciopelo.

Que te besen las estrellas
y el sol en la atardecida que te alum-
bren los luceros y la voz del pregonero
que en ti queda adormecida.

Que se postren de rodillas mis versos
de hierbabuena para decir con salero
¡ Víva la Madre de Dios!
la más pura y blanca flor
y orgullo de Cartagena.


Celebramos estas Bodas de Plata de la Agrupación cuando aún resuenan en nuestros oídos los padres nuestros y las aves marías del santo rosario, rezado hasta la saciedad por los fieles en un año que terminó dedicado a éste por Su Santidad Juan Pablo II.

Recordemos ahora algunos fervientes defensores de María y del Santo Rosario. Primeramente destacaría al papa León XIII. Basta este detalle: todos los años publicó algún documento en honor a la Santísima Virgen. Fue un excepcional propagador de la devoción del Santo Rosario. Escribió doce encíclicas para promover su rezo. En su encíclica escrita el ocho de septiembre de 1892 decía: "Cuando nos confiamos a María por medio de la plegaria, nos confiamos a la Madre de Misericordia, tan favorablemente dispuesta para con nosotros, que cualquiera que sea la necesidad que nos aflija, sobre todo en orden a la consecución de la vida eterna, acude ella pronto, por sí misma, sin ser llamada, viniendo constantemente en nuestro auxilio, haciéndonos partícipes de la plenitud de la gracia de Dios, que recibió desde el principio, con el fin de ser digna de ser su Madre.

Cuando la llamamos llena de gracia, saludándola con las palabras del ángel, y cuando formamos una corona con esta repetida alabanza, es casi imposible decir cuán agradables le somos, pues cada vez le representamos el recuerdo de su sublime dignidad y de la redención del género humano, que por Ella comenzó Dios, y el lazo perpetuo y divino que la une a las alegrías y a los dolores, a los oprobios y a los triunfos de Cristo por la dirección y asistencia de los hombres por el camino de la eternidad.

Y si de papas hablamos no podemos olvidar la encíclica "Ad diem illum"escrita por San Pío X y publicada el dos de febrero de 1904, justamente con ocasión del 50 aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada. Esta encíclica es un completo tratado de espiritualidad mariana. En uno de los principales pasajes da en el clavo de la auténtica devoción a María: "siendo esto
así, -dice el Santo Padre-, venerables hermanos, a este fin deben principalmente encaminarse todas las solemnidades que se preparan en todas partes en honor de la Santa e Inmaculada Concepción de María. En efecto, ningún homenaje le es más agradable, ninguno le es más dulce que el que conozcamos y amemos verdaderamente a Jesucristo. Que, por lo tanto, llenen las multitudes los templos, que se celebren fiestas pomposas, que haya regocijos públicos, son cosas verdaderamente propias para reavivar la fe. Pero no lo conseguiremos si no se añaden los sentimientos del corazón. Ante este espectáculo, la Virgen, tomando las palabras de Jesucristo, nos dirigirá este justo reproche: Este pueblo me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí".

Y acercándonos en el tiempo recordaremos las palabras de Juan XXIII cuando al hablar de la Virgen nos dice poco antes de la celebración del centenario del Dogma de la Inmaculada: "Quien ama a Jesús ama a su Madre, y quien es predilecto de tal Madre se distingue siempre por su fidelidad a Jesús".

Más cercano aún en el tiempo nos llega esta reflexión de Pablo VI. "Si queremos ser cristianos debemos ser marianos, es decir, debemos reconocer la relación esencial, vital, providencial que une la Señora a Jesús y que nos abre elpamino que nos conduce a él".
Recabando en la historia he de señalar que la fiesta de Nuestra Señora del Rosario fue instituida en 1573 como acción de gracias por la victoria de Lepanto. Pero su celebración era restringida. Poco después Gregorio XIII la reconoce oficialmente. En el año de
1716, tras la victoria sobre los turcos, el Papa Clemente XI la extiende a toda la Iglesia latina.

La fecha actual del siete de octubre se fijó en el año de 1913, en la reforma de Pío X.

Merced a esta fiesta, el mes entero de octubre se ha hecho mes del Rosario. Y su rezo es una de las devociones más populares. Los principales artífices de este arraigo entre el pueblo han sido, como os decía anteriormente, los papas. Desde San Pío V con su importante Bula Consueverunt hasta Pablo VI con la Marialis cultus o Juan Pablo II.


Con cincuenta avesmarías 
Yo te saludo Rosario,
y la luz de mi Bahía
Te canta por alegrías
DeCádiz a Cartagena
Tus cincuenta avesmarías.

Y es que en tu nombre se encierra
Un piropo gaditano,
Tan sincero y tan humano,
Que a Cartagena preciosa
Le va tendiendo la mano.

Que hace que el sol con su luz 
Desde que la aurora empieza,
 Sea un canto a tu pureza
Rosario de filigrana 
Repitiendo a cada hora
Que naciste sin pecado 
y así estamos a tu lado
De noche, día y mañana.

Te aclaman en Barcelona 
En Cádiz y Cartagena 
y toda España se llena 
Con la luz de tu persona.


Junto a tu imagen sentí
Esta devoción sincera
De un pueblo que te venera;
Que te reza y que te llora;
Que te canta y que te implora
Porque va buscando amparo
En el horizonte claro.

De tu Gracia y tus Favores;
y entre macetas de flores;
Cuando la guitarra suena
Con voz de sangre morena
Suspiran los cantaores.

Y.-en cada suspiro prenden
En tu pecho Madre mía
Las cuentas de tu Rosario
en eterna letanía.

Te aclama tu agrupación
Rezandote Madre buena
Con profundísima unción.

Por eso en cada oración
Van contando cada día
Las cuentas de tu rosario
Bendito sea tu sagrario
Con cincuenta avesmarías


Veinticinco años llevan mimándote tus cofrades, tu agrupación, tu gente, toda Cartagena, Madre. Veinticinco años desde que en un grupo de devotos se acogiese bajo tu manto. Desde aquella primera salida el día seis de abril de 1979 cuando asomaste al dintel del templo acompañada de San Juan. Un año después estrenarías hermoso paso de palio que fue y sigue siendo orgullo de Cartagena.

Aunque se barajan varias fechas sobre la fundación de la agrupación, será el próximo mes de enero cuando se cumplan los veinticinco años de la misma. Bien saben ellos del amor hacia ti desde mucho antes de que José Hernández tallara tu imagen bendita a la que el reverendo padre Pedro Pérez Madrid impuso la corona en una noche de abril.

Según un artículo publicado en Palio y Cera y que he tenido ocasión de leer, firmado por Pedro Moliner, toda vez que la agrupación tuvo la autorización de la Cofradía California, la imagen de la Virgen fue expuesta al culto en el Colegio Santa María Micaela de las Madres Adoratrices. La bendición de la imagen actual se celebró el siete de octubre de 1983, en un acto en el que hubo exposición del Santísimo, Santo Rosario y bendición. Dos días más tarde se celebraba una misa ante la Virgen y poco después rosario de la aurora por las calles adyacentes a la capilla.

"Sabido es por todos la magnífica trayectoria que ha
tenido esta agrupación a lo largo de estos veinticinco
años. Tanto en cultos como en número de hermanos
e incremento de su patrimonio. Por tanto no voy
a entrar a enumerarlos ya que sería reiterativo, pero
no puedo dejar pasar por alto la labor que, durante
este tiempo han tenido centenares de personas,
algunas ya desaparecidas y que disfrutan de la
paz de Dios. Personas que con su tesón y esfuerzo
han conseguido que la Agrupación de Nuestra
Señora del Rosario en Sus Misterios Dolorosos sea
lo que ahora es. Desde los caballeros portatronos a los
acólitos, pasando por los hermanos de fila que tan
ejemplarmente caminan en sus tercios, los miembros
de la junta directiva o las damas camareras de
la Virgen. Cada uno ha puesto su granito de arena y
hoy podemos recoger una fructífera cosecha.
También es de justicia nombrar al cuerpo de
Granaderos, todo un lujo para los hermanos
Californios. Cuerpo creado por José Antonio
Amador y Salvador Pedreño en 1996 y que cierra el
desfile procesional en la noche del Viernes de
Dolores tras el paso de palio de la Virgen del
Rosario".


Por todo esto y por mucho más que omito para no alargar esta disertación, ya mi pregón debe elevar anclas mientras soñáis con la mañana del Viernes de Dolores. Día grande en Cartagena, fiesta local que se iniciará con la solemne eucaristía presidida por el obispo de la Diócesis en honor a la Patrona, la Virgen de la Caridad, y que continuará con la entrega a la Señora de Cartagena de la Onza de Oro por parte de la alcaldesa de la ciudad y el pregón de la Semana Santa. Después llegarán las ofrendas florales a la Virgen de la Caridad y la visita al templo de Santa María de Gracia donde la Señora del Rosario ya espera ansiosa la llegada de la noche para reencontrarse con su pueblo.

En la calle hay un ir y venir de gente que espera ilusionado el momento. Las plazas huelen a azaqar y a dama de noche, a incienso y a cera derretida. A rosas y claveles, a sal de la mar cercana. La tarde irá extendiendo su color purpurado y violeta que se mezclará con el rojo intenso y el rosa adamascado de los geranios. La luna ya espera ansiosa en los balcones del cielo la salida de la agrupación y en el corazón de los californios las pulsaciones van aumentando a medida que se acerca el momento.

Y es que son veinticinco primaveras recreadas en tu semblante, Madre Santa del Rosario, veinticinco avesmarías depositados en tu peana de soles y veinticinco suspiros junto a tu rostro de mujer de Nazaret.

Llegado que es el momento de tus Bodas de Plata, este pregonero que en ningún momento quiso separarse de ti y sólo de ti, deposita ya sus últimos versos junto a tu altar para que los guardes con cariño y recuerdes a este gaditano que osó ser el adelantado de tu fiesta, que vino, como dijo al principio con sus alforjas cosidas y su corazón repleto de poemas para que alfombraran tu caminar glorioso.


Veinticinco primaveras
Se prenderán de tu talle
Cuando asomes dolorosa
De nuevo por nuestras calles.

Veinticinco primaveras
Otro Viernes de Dolores
Bajo ese palio de amores
Que enamora a Cartagena.

Veinticinco aves marías
Brotarán de las gargantas
De tus fieles Madre mía
Cuando el trono se levanta.

Yveinticinco suspiros
Debajo del antifaz
Te irán diciendo bonita
A cada paso que das.

Los tercios dispuestos ya
Con la mejor de sus galas
Irán abriendo camino
En esta noche estrellada.

Veinticinco rosas blancas
A tu pureza infinita
Perfumarán el camino
De esta imagen tan bendita.

Que es Viernes de procesión
Lo pregonan las campanas
y la flor en la ventana
y la gracia en el balcón.

Que es Viernes de Procesión
Cartagena lo atesora
En la Caridad se asoma
El vuelo de una paloma
y los sueños de un pregón.

Las campanas infinitas
Cantarán las letanías
y Cartagena a porfía
Con tu belleza exquisita
Soñará, Virgen María.

La noche le ganó al día
y en Santa María de Gracia
Solo se escucha una voz
Que guapa vas Madre nuestra
El viernes en procesión.

La luna ya se asomó
Con su blancura de seda
Dando envidia a la candela
Que de la vela salió.

Cartagena es una flor
California de fragancia
y tu palio la elegancia
Que nos regaló el Señor.

Cartagena es la ilusión
Que en tus ojos Virgen pura
Da color a la hermosura
Rosario de puro amor.

Cartagena ya pregona 
Con exquisita alegría 
Que veinticinco luceros 
Se encierran en tu corona
Hermosa Virgen María.

Y todos soñando ya
Con ver tu cara morena
Te dirán felicidades
Cuando el Viernes de Dolores
Salgas de nuevo a la calle
Rosario de Cartagena.


Cartagena, 1 de Octubre de 2004.
José Manuel Romo Madera
Pregonero de María


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